Un pepinillo con cara de pena


Pues nada, nos miraba a los comensales con carita de pena/sorpresa al descubrir que alguien se lo iba a comer. Y nada más que por la gracia que nos hizo fue el último en ser devorado por seres hambrientos que lo miraban con deseo.
Podíamos haberle dejado con vida, aunque no creo que durara mucho tiempo, o comerlo el primero, para que no sufra, pero no :)

You may also like...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *