La racanería de algunos caseros a la hora de alquilar un piso (caso real)

En este artículo ofreceré una visión general. Es cierto que no tod@s l@s caser@s son iguales, hay muchos que se interesan por el bienestar de sus inquilinos y cuando un inquilino se va, hacen ciertas tareas de mantenimiento necesarias, y no son tan agarrados; aunque también hay muchos que no lo hacen.

Antes de nada, para que sirva de contexto, estoy hablando de pisos en una zona bastante nueva (cuando sucedió todo esto, el piso tendría unos 7 años), no es una zona carísima, ni baratísima, no está mal, es tranquila, está un poco alejada del centro de la ciudad, pero bien comunicada por autobús. El piso en sí estaba muy bien (los nuevos inquilinos no sé cómo lo tendrán).

El caso fue que uno de los antiguos inquilinos se marchó, y la habitación se quedó hecha una pena, más bien sus paredes con un montón de parches, además de que estaban un poco desgastadas de todos los inquilinos pasados que tenían posters y que… ¡es un piso de estudiantes! no se tiene mucho cuidado. Éramos dos inquilinos más, y el casero nos insistía en que debíamos buscar otra persona para esa habitación o nos cobraría el piso entero… encima nos hacía un favor cuando él era el que lo alquilaba individualmente; de lo que no se quería dar cuenta daba cuenta, era de que en las condiciones que estaba la habitación (que además era la más pequeña del piso) y por el precio que pedía no la iba a alquilar… ni harto de vino, y de hecho, vinieron varias personas, les enseñábamos el piso y corrían despavoridos (bueno, tanto no, pero no volvían, ni llamaban).

Ante tal situación, hablando con mi casero (el mismo que por no llamar a un profesional tuvo que arreglar el calentador 4 veces, hasta que llamó a un fontanero), le expuse la situación:

– O pintas el cuarto, o se va a quedar un año sin alquilar… – le solté de paso que el piso entero necesitaba una mano de pintura, aunque sin mucha confianza.

Después de hacer una tasación exhaustiva coste/beneficio, mirar las paredes, tocarlas, ver lo mal que estaban, que por supuestísimo que las habitaciones no estaban pintadas con pintura plástica, que aquello que tenían las pareces pegaba, y yo creo que hasta le dio un poco de vergüenza porque todo el mundo tiene un límite, me dice:

– Vale, voy a llamar a un amigo para que lo pinte. –

Bien, he puesto en negrita amigo, porque, no sé si os habréis dado cuenta de que todos los caseros, tienen un amigo, primo, sobrino, hermano o cuñado que es un manitas, sabe de todo y de quien pueden depender gratis para cualquier tipo de chapuza de casa; eso si no es el mismo casero el que lo hace. Por lo que, entre esto y las fotos, os podéis imaginar cómo acabó todo. Dicen que los amigos se pueden contar con los dedos de una mano, menos los que tiene un casero, que faltan dedos  sumando las manos y los pies; cada uno sabe hacer una cosa, y ninguno cobra, impresionante.

Cuando vi aparecer a los pintores, parecían de todo menos pintores y tampoco parecían amigos del casero (era muy escogido). No eran de por aquí, ni de 200Km a la redonda, al principio no hablaban mucho, les indico dónde está la habitación y que si necesitan cualquier cosa, me lo digan, estaría cerca. Desde otra habitación les escuchaba hablar, pero por la distancia y las paredes no oía lo que decían, hasta que llaman a mi puerta y… ¡no entiendo nada! Vamos, sabía que era español, pillaba alguna palabra suelta, pero en serio, ¡nada! ¡ni papa! Salgo, pido que me repitan, y juntando el mensaje entre repeticiones logro sacar algo, necesitaban un trapo… (como que un pintor no se lleva nada parecido, con lo que mancha la pintura), en fin, no tengo nada en contra de los extranjeros, ni de los hispanoamericanos, ni de las personas provenientes de esos países que nos atienden cuando llamamos a algún servicio de atención al cliente, ni de muchos españoles con acento cerrado… sólo pido que hablen bien, que vocalicen, porque cada acento es un mundo y si queremos hacernos entender debemos esforzarnos, por lo que si hablamos con la boca floja, sin interés y con desgana, entiendo que no quieres que te entiendan. Al menos, si empiezas a hablar y ves que te dicen, con todo el respeto del mundo que no se han enterado, ¡intenta mejorar tu acento y tus ganas de comunicarte!

Mi esperanza, aunque la habitación no era para mí, era que lo pintara con pintura plástica… ¡ qué iluso ! Aunque los pintores tardaron poco, lo dejaron todo abierto y blanco, con olor a recién pintado (qué cosas digo). Pero al cabo de unas 4 ó 5 horas, muerto de curiosidad por ver cómo estaría la habitación, veo, veo lo que veis en las fotos del post. No entiendo mucho de pintura, pero supongo que es algo evitable por unos profesionales; por tanto, ya que había que enseñar el piso, llamo al casero y le explico la situación, viene, lo ve todo, se indigna y llama cabreado a los artistas que habían pintado, que son los mismos que lo vuelven a pintar.

– ¡ Es inexplicable ! – Decían los pintores – Es la mejor pintura que tenemos – y eso decía mucho de ellos.

Esta segunda vez tardaron más en pintar y descansaron para comer tranquilamente, aunque, cómo decirlo de un modo fino que no ofenda a esos pintores si leen este post (que lo dudo)… la habitación estaba mejor antes. Después de la segunda vez, no era tan evidente como en las fotos, pero dejaba mucho que desear, al menos en las esquinas sí que se veía la pintura levantada, pintura que no sé cuánto tiempo duraría…

En definitiva, a veces lo barato sale caro, por un lado, mi casero no cobró alquiler por uno de los inquilinos durante un mes, entre que al principio la habitación estaba hecha un asco, intentó alquilarla así, y luego los pintores vinieron dos veces, vino varias veces a ver la habitación, llamó varias veces por teléfono, verificó que la segunda vez que pintaron quedó bien (aunque tampoco tenía buen ojo, se ve que escatima en gasto de gafas también), etcétera, gastó más de lo que lo hubiera hecho contratando a un pintor decente a la primera (porque la habitación pre-pintura seguro que la vio).

Por otro lado, los pintores que trajeron su mejor pintura, ya podían haber comprado una pintura mejor, porque les costó gastar el doble de pintura, el doble de tiempo y el doble de desplazamientos.