Relajándome en la playa II, o intentándolo
Me gusta echar fotos con el móvil en la playa. Y a veces puedo capturar escenas como esta. Tiene algo de retoque, como en el anterior post, pero sólo para realzar un poco los colores.
Me tumbo en la arena y miro el cielo, respiro aire puro y limpio mientras escucho el sonido de las olas. Recuerdo la primera vez que vi la playa (que ya tenía unos años), en Punta Umbría, aquella arena limpia y fina por la que se podía correr y jugar sin miedo…no sé cómo estará ahora, pero hace más de 10 años de aquello, muchas veces los recuerdos buenos con el tiempo parecen mejores en nuestra cabeza, ignorando aquello que nos hizo sentir mal.
Ahora llego a Málaga y la arena no es muy agradecida, y sólo los valientes y los pies de acero (inoxidable, puesto que vamos directamente al agua) pueden bañarse, este filtro lo ponen la gran cantidad de conchas partidas que encontramos justo antes de meternos y que más de una herida en los pies nos puede hacer. En la arena, casi en cualquier época del año encontramos botellas (a veces rotas), latas, trozos de plástico, envoltorios de cualquier tipo, antes de la crisis encontrábamos alguna moneda de vez en cuando, cáscaras de plátano, vasos de plástico, y lo que más asco me da, colillas. Dicen que es sano caminar por la playa, pero no creo que lo sea encontrarse y pisar tantos residuos.
Desde pequeño, si he sacado algo de su envoltorio y no había ninguna papelera cerca, he introducido el envoltorio en el bolsillo, luego llego a casa y termino lavando los pantalones con el envoltorio dentro, eso ya es problema mío de mi mala memoria, pero no tiro nada al suelo. Si voy a comer a la playa un bocadillo envuelto en papel de aluminio, cuando termino de comer, el papel de aluminio vuelve a la bolsa y me lo llevo conmigo, no pesa tanto y aunque termine cansado, puedo llevar unos gramos más a las espaldas (por ejemplo en una mochila).
Otro ejemplo más, yo no fumo, pero hay personas que sí y aunque no eviten la falta de respeto que supone atufar a las personas que están cerca en la misma dirección y sentido del aire, improvisan ceniceros y luego se los llevan en la misma bolsa del papel de aluminio de los bocadillos, lo triste es que de cada 1000 personas, una hace esto y a menudo las personas que le acompañan le dicen que es una tontería y no lo hacen para sentirse “integrados” en la sociedad.
Por último, y ya que me estoy quejando en un post en el que no pensaba quejarme, he de decir que vivo en una ciudad con playa, aunque desde donde yo vivo tardo unos 45 minutos en llegar al agua en autobús, cuando pongan el metro (del que ya hablaré exactamente en 24 días porque es una fecha especial) ya veremos, y no puedo ir tanto como me gustaría, pero el transporte público en 5 años ha subido 25 céntimos y hay autobuses con mucha menos frecuencia, además de muchos trayectos que faltan por cubrir.
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