Correos, y algunos repartidores perezosos

El sábado pasado, en la parada del autobús conocí a un repartidor de Correos, aquella persona, además de algún detalle que me dejó boquiabierto (para bien), me sorprendió cuando me dijo que para no devolver muchas cartas a la oficina, salía los fines de semana o después de cumplir su horario a entregar las cartas que no había podido entregar.
Tal y como está el tema del trabajo en España, es una actitud de muchos trabajadores tenemos para conservar nuestro puesto de trabajo, además del pensamiento de que hay mucha más gente dispuesta a trabajar en el puesto que desempeñamos, mucha gente estará mejor preparada, otra gente trabajaría igual, pero más barato; aunque en este punto de alineación de astros en el universo, queremos conservar nuestro puesto de trabajo y hacerlo lo mejor que podemos y sabemos.

Aunque hay gente que no piensa así, tiene un puesto indefinido de repartidor de Correos y le toca recorrer a diario una parte de la ciudad y llamar a los mismos porteros día tras día, con tiempo para caminar, conducir y pensar sobre los problemas de su vida y sus tormentos interiores y las pocas ganas o algún privilegio especial dentro de la empresa le impiden pensar en ese puesto de trabajo que desempeña, en el lugar que le corresponde dentro de la maquinaria de un país en el que dada su misión, mucha gente depende de él.

Y es que en esta empresa de mensajería, sólo tienen la obligación de pasar a entregar un paquete una vez (SEUR, por ejemplo se pone en contacto contigo para concertar una segunda cita y entregar el paquete), pero todo empieza cuando un día que estás esperando un paquete, te quedas en casa todo el día esperando que llegue, y al día siguiente, cuando bajas a la calle ves una hoja de papel en el buzón. Un aviso de ausencia del día anterior; eso quiere decir que el mensajero se pasó pero no te encontró. En ese momento, piensas en todo lo que puede haber pasado:

  • Pruebas el portero, llamas a casa y efectivamente funciona.
  • ¿Habrá sido muy temprano? No, a las 11:11 (jeje, qué coincidencia, qué hora más graciosa !!)
  • Puede que la dirección no viniera bien en el paquete… bueno no, porque si no, no habría metido el aviso en el buzón correcto
  • A lo mejor, como tenía algo de música, no me enteré… sí, tal vez haya sido eso.
  • Bueno, también puede ser que se equivocara de portero, bueno, no pasa nada.

Ese mismo día voy a la oficina de Correos que corresponde a mi zona (que según Google Maps está a 2.4Km y no hay autobús que me lleve hasta ahí). Allí les comento el caso, y me dicen de poca gana que a lo mejor no me he enterado. No me convence la idea, pero vuelvo a casa, y tengo un tiempo para reflexionar sobre la vida…

Unos días más tarde, tengo que recibir otro paquete. Ese día, a las 8 de la mañana estoy a la espera del paquete, bajo a la calle cada cierto tiempo para comprobar el portero, tengo todas las puertas abiertas para impedir que los obstáculos enmascaren el sonido del portero, incluso algún vecino que se ha dejado las llaves llama al portero (no sé cómo va a entrar en casa luego, pero bueno). Aunque una de esas veces que bajo a comprobar que todo va bien, me encuentro con una hoja de papel en el buzón:

  • El portero funciona perfectamente
  • La hora? A las 11:11 (huy, qué cosas, la misma hora que la otra vez)
  • La dirección viene bien en el paquete, hablé con el remitente para que lo pusiera bien claro
  • No tenía música y estaba todo abierto, lo tenía que haber oído
  • ¿Llamaría en el intervalo de tiempo que estaba bajando a la calle o subiendo al piso ? Es poco probable porque hay más o menos unos 14 segundos de trayecto en los que no me enteraría, y el videoportero mantiene la imagen unos 6 segundos cuando alguien ha llamado. Poco probable, pero a lo mejor el cartero ha llegado y llamado en esos 8 segundos que puede que no me enterara al subir (porque en la bajada me hubiera cruzado con él)….
  • ¿Llamaría a un portero equivocado? Tiene un papel que lo señaliza, con el número del piso bastante grande, legible en negro sobre fondo blanco y sólo pone eso. Aún así, supongo que al haber dos porteros (uno fuera del edificio y otro dentro del pasillo), un repartidor en su sano juicio y con ganas de hacer su trabajo, si en el primer portero no le han contestado, insistiría desde el segundo, para ver que todo va bien
  • Bueno, un mal día lo tiene cualquiera, a lo mejor tiene otros problemas…

Al día siguiente (sí, porque ese mismo día no puedo), me acerco a la oficina de Correos de mi zona (5km de paseo, y una cola de media hora) para recoger el paquete. Les comento a los que están en la oficina mi problema, y prácticamente se ríen de mí, poniendo excusas, y prácticamente me despachan de mala gana cuando me dan el paquete.

Días más tarde, el repartidor llama al piso y le abro como buen vecino, ahí comprobé que el portero también le funciona a él… tal vez existía un inhibidor electromagnético entre su dedo y el pulsador del portero electrónico que causaba la disfunción del sistema que debía avisarme, pero no. Esta vez, me quedé con ganas de bajar, pero no anduve rápido.

Quinta vez (para qué repetirme), unos meses más tarde, tenía cosas que hacer, aún así, bajé un par de veces por la mañana, incluido a las 11:11 sin mucho éxito y estuve bajando hasta la hora de comer… A la tarde, me encontré la fastidiosa nota en mi buzón. Ahora me empiezan a asaltar pensamientos:

  • A las 11:11, ¡ mentira ! A las 11:11 estaba yo ahí esperándole, además, ¡el papel lo ha echado esta tarde!.
  • Es raro que una persona sólo tenga días malos cuando tiene que entregarme un paquete
  • De portero equivocado nada, en el pasado me ha llamado, conoce mi piso
  • He estado en casa todo el día

Y me asaltan algunas conclusiones:

  • Este hombre ni siquiera se ha llevado el paquete, simplemente se lleva el aviso de ausencia, y encima relleno de casa
  • Es extremadamente vago no querer subir con un paquete de unos 300gramos en un edificio con ascensor
  • Es el chico enchufado de Correos, que sabe que no lo van a echar, y se divierte haciéndole perder tiempo al personal.
  • Espero cruzármelo algún día que se va a enterar…

Al día siguiente voy enfadado a la oficina a recoger el paquete sin muchas esperanzas. A esto, la chica que me atiende se pone a leer en voz alta: “Estabas ausente ayer por la mañana…” y le contesto un poco nervioso, pero sin faltar al respeto: “¡No estaba ausente!, el repartidor nunca entrega sus paquetes, siempre deja un aviso de ausencia, y estoy un poco cansado”.
– Los repartidores siempre llaman al portero antes de dejar el aviso – Me responde muy amable
– Es la quinta vez que NO me entrega un paquete – Le digo
– Eso es imposible, esto significa que usted no estaba a la hora que indica – Insiste la chica
– A las 11:11 estaba yo esperando al repartidor, y ese papel lo echaron por la tarde – Le contesto
La chica se gira, busca mi paquete y me lo da, me dice que firme el papel y le digo: “Me gustaría poder hablar con este repartidor o saber si hay alguna forma de expresar mi descontento con el sistema”.
– No puede – Me responde – ¡Siguiente! – Es su forma ya de echarme.

Los 5Km de vuelta a casa se hacen eternos, pero bueno, abro el paquete, y se me pasa un poco el cabreo, ese día quiero poner una reclamación en Correos, y veo que a través de la web puedo, pero al parecer, coincidió con unos 3 días que la web no funcionaba bien (error 500 cuando enviaba el formulario), y llamando por teléfono al servicio de atención al cliente, la web funcionaba perfectamente, y debía emitir la reclamación por la web. Tras tres días, dejé de insistir.

Llevo ya unos meses evitando Correos para los paquetes, usando empresas de mensajería serias, aunque sean un poco más caras. En realidad, si un sueldo normal de hoy en día, tirando a alto, de unos 900€ por trabajar 8h al día (40h a la semana, unas 160h al mes), nos da un total de 5.6€ a la hora, eso es más o menos lo que vale una hora de mi tiempo (si cada viaje a Correos, de media es de 1 hora y media, me estaría costando 8.40€ más este método de mensajería, por lo que prefiero pagar 3€ más en el envío y que me lo entreguen, si alguien me lo quiere enviar, yo le pago la diferencia encantado. Pero hace poco he tenido que recibir otro paquete, unos 250gramos de paquete, muy pequeño, y la única posibilidad de envío fue Correos, de nuevo… he estado todo el tiempo esperando que la situación fuera diferente…

… pero no, aquí en mi mano tengo el aviso para ir a recoger el paquete mañana, no sin antes expresar mi indignación, esta vez por todos los métodos posibles. Iré a la oficina a recoger el paquete, pondré una reclamación en persona, intentaré pillar al cartero, o si no avisaré a los vecinos (espero no ser el único del edificio), y los animaré a reclamar a todos. Yo sé que mi reclamación no hará nada, es más, lo mismo el repartidor ni me toma en serio; lo mismo me mandan una carta de disculpa y el cartero seguirá haciendo lo mismo, pero espero que cuando reciban 20 reclamaciones, le den un pequeño toque de atención, sólo por la pereza de tener que enviar 20 cartas de disculpa.

Seguiré informando :)

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4 Responses

  1. Aiko dice:

    Totalmente de acuerdo, a mí me pasa continuamente, dicen que han venido, ha habido gente en casa y no han oído nada. Lo que pasa es que en mi piso no hay ascensor y vivo en un 4to, yo creo que si ya les da pereza subir con ascensor, subir sin él ya sí que ni se lo plantean pero me sigue pareciendo fatal, yo pago por un servicio a domicilio y la mayoría de las veces me tengo que ir a la oficina. Son unos caraduras.

    • blakeyed dice:

      ¡¡ Pues no hay derecho !! Aunque a mí últimamente también me la han jugado los de Tourline Express, supuestamente un servicio 24h que ha tardado 72h (laborables, no estoy contando un fin de semana ni un día de fiesta entre medias) en entregarme un paquete… y porque fui a la oficina porque parecía que ese día tampoco tenían pensado pasar por casa…

      Yo sé que es muy cansado tener que llamar a tantos porteros, que unos te abran, otros que no… que tengas que llevar un paquete para que a lo mejor no esté en casa el destinatario o que tengas que subir a un 4º piso… pero es lo que tiene trabajar, que a veces tienes que hacer cosas que no te apetecen…

  2. Fernando dice:

    Me siento muy identificado a ti. En mi caso es una señora que le quedan dos tempestades por jubilarse y cada vez que viene dice que a veces no hay nadie en casa y se tiene que dar la vuelta con los paquetes en el carro. ¿Disculpa? Es tu trabajo, si no hay nadie, te vuelves con las mismas y dejas un aviso. Es más, dice que a otra persona le manda un whatsapp preguntandole si está en casa para ir cargando con los paquetes… ¿eso es legal?
    Se toma la libertad de opinar y meterse en la vida de las gente, me dice que los chinos van a acabar con nosotros, que no debería de comprar paquetes alli. Cada vez que llega, tengo que escuchar su discursito como si me estuviera haciendo un favor llevándome los paquetes.
    Por favor, que echen a este tipo de personas de Correos!

  3. Iñaki dice:

    En mi caso los de correos han llegado a llamarme al telefonillo para que les abriera, y no traían ningún paquete, realmente venían directamente a dejarme el aviso de llegada en el buzón. Mi cara al recoger el aviso por “encontrarme ausente a las XX:XX”, un poema. ¡Tendrás cara dura, si a las XX:XX te he abierto yo!

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