Sobre caseros e inmobiliarias (I)
En estos meses, tras buscar piso durante un tiempo y mudarme he tenido tiempo de ver de nuevo cómo es la especie humana, en concreto el subtipo de caseros, aunque me he encontrado con un elemento nuevo que hace años no estaba tan tan extendido: las inmobiliarias.
Con el post no quiero decir que todos sean así, sólo estoy contando mi caso personal.
En primer lugar, hablemos de caseros. Comprendo que son personas que han hecho una inversión importante de dinero, o están hipotecadas en esa vivienda; aunque cada uno tiene su situación especial, algunos han vivido en el inmueble, para otros directamente era una inversión. En cualquier caso, para cualquier tipo de propietario de un edificio, siempre tiene una joya, y ya si te lo alquilan amueblado, esos muebles de oferta del Carrefour, rebajadísimos y con tara con de madera maciza y de alta calidad y chapados en oro.
Y es que ante cualquier problema, o fallo que se encuentre en un piso que te han alquilado, lo primero será sospechar de ti como inquilino, además, como ellos son poseedores de verdaderas joyas, nadie las va a tocar y ante cualquier avería o desperfecto, intentarán siempre arreglarlo por ellos mismos, y como ellos son joyeros y cirujanos, estarán orgullosos de su trabajo arreglando todo tipo de elementos que hay en una casa, tan orgullosos que si vuelve a tener el mismo problema de antes, será culpa del inquilino, por supuesto. Así ha habido desperfectos en mi antiguo piso que se han tirado durante 4 años sin arreglarse, como seguros en puertas y ventanas, cajones de una cómoda, puertas de ciertos muebles que se caían, etc.
Son pequeñas cosas que al principio no tienen importancia.
A la hora de entregar un edificio, todo depende de los ojos del que lo mira, para el casero, está limpio, reluciente, brilla, es más, ciega mirar el suelo, y parece que no hay ventanas de lo limpias que están; aunque para mi, reconozco que me he vuelto un poco exquisito con los años, pero intentaré ser objetivo:
- el olor a tabaco del piso tardó en irse casi una semana, compré ambientadores, puse platos con vinagre por toda la casa, limones y fregué todas las paredes del piso con lejía.
- los armarios tenía mucho polvo, como si no se hubieran pasado en años.
- los sofás olían a humanidad, estaban amarillos y pegajosos
- las sillas tenían chicles pegados.
- debajo de los muebles de la cocina había litronas, botellines de cerveza (con algo de contenido aún) y botellas de agua vacías, bueno, y porquería pegada, incluso restos de yeso, corcho, trozos de cables, y más cosas.
- el frigorífico estaba amarillo con una capa negra en la parte de arriba de las puertas (frigorífico y congelador)
- alguna de las camas (el piso venía con camas…) echaba algo de polvo cuando te tumbabas.
- el horno, nada más abrirlo olía a quemado, tenía comida pegada en las paredes y en la puerta.
Y bueno, por lo general, a lo que se refiere al resto de muebles del piso, suelo y eso, lo normal, un lavado de cara y poco más, es decir, cuando mueves un mueble de donde normalmente está, ves la silueta del mueble
Pero claro, vas a entrar a vivir en un sitio, y lo primero que haces es limpiarlo. Y tras unos años viviendo allí, acaba esa etapa de tu vida y dejas el piso, lo reconozco, había algún pequeño desperfecto en una mesa: era una mesa de estas que se pueden abrir y cerrar, no era nada del otro mundo, pero bueno, tenía algunas astillas y a veces no era tan fácil de abrir y cerrar ya que esas astillas podían arrancar el embellecedor de los bordes de la mesa, bueno, que me la cargué, y estaba dispuesto a pagarla, reconozco que fue fallo mío.
Luego cuando llega la hora de abandonar el piso, el casero de turno va a examinar el estado en el que lo dejas todo. A ver, hay una regla no escrita que dice: “tienes que dejar el piso como lo encontraste”, aunque teníamos el desperfecto de la mesa, en unos años, sobre todo si los muebles no son de calidad pueden desgastarse mucho, y es que si una puerta no tiene buenas bisagras, la puerta se cae (lo mismo pasa con las puertas de casa), si unos cajones no tienen las guías de calidad, cuando los vas usando, se desgastan más, si compras colgadores de baño en un chino por 1€ la unidad, van perdiendo el color. El caso es que cuando verifica el estado de todo (en mi caso), esta persona ni saludó, qué menos que dar los buenos días, pero no, fue derecho a verificar aquellos de sus muebles que con más probabilidad podían estar rotos, miró puertas, abrió cerró, y se movió como ser de cloaca hasta que encontró la famosa mesa y una puerta medio caída de uno de sus muebles de alta calidad.
Por la mesa, yo no puse ningún problema desde el principio, pero insistía e insistía en que había roto la mesa y tenía que pagarla, que me lo descontaría de la fianza, y a cada cosa que probaba, me volvía a decir lo de la mesa:
– ¡ Si te la voy a pagar ! Además, me tienes que devolver la fianza – y me vas a devolver lo que tú quieras (pensaba)
Poco a poco iba mirando, todas las bisagras más o menos estropeadas, una puerta (que ya había arreglado yo, sé que cuando vino a arreglar algo registró el piso), comprobó la vitrocerámica, el horno, encendió el microondas, miró que el frigorífico estaba frío, que el calentador encendía, que la lavadora se encendía, que las ventanas abrían (pero no cerraban, porque nunca llegué a tenerlas bien), comprobó que algunas puertas se atrancaban (como cuando entré al piso), en fin, una serie de desperfectos de los que dijo que me cobraría, aunque al final entró en razón y sólo me cobró la mesa.
Ahora viene lo gordo, en el tema de limpieza, lo que hice fue, un lavado de cara, barrer, fregar, pasar un trapo a los muebles y ya está, pero con toda la cara del mundo, va y me dice que soy un guarro, que se había gastado 700€ en una cuadrilla de limpieza justo antes de que yo entrara al piso, lo que ya fue una situación un tanto surrealista, y que me cobraría la limpieza del piso, limpieza que me cobró, y no llegó a hacer, porque fue exactamente lo que me dijo que me costaría y no me entregó factura, ni ticket ni nada, lo hizo “una amiga”
Otro tema que me llama la atención de los caseros, es la fijación con el buzón. Yo entiendo que una vez que me entregan las llaves de una vivienda, el buzón sólo lo puedo abrir yo, quiere decir que si llega una carta para mi casero, o un antiguo inquilino, yo la voy a guardar y si alguno de los dos pasa por aquí, le doy las cartas encantado, pero una vez que estoy yo aquí viviendo, pierden el derecho a utilizar mi buzón. Bueno, cuando pasa la primera vez, en alguna ocasión el casero te lo dice, pero yo insisto educadamente en que prefiero ser el único que abra el buzón. El casero insistirá que es para quitarme trabajo, para ahorrarme molestia, pero yo insisto en que quiero molestarme. Tras la conversación, pasan unos días, y de estas veces que sales de casa y te asomas al buzón, ves algo pero no lo coges porque ya lo cogerás a la vuelta, y a la vuelta no hay nada. Te informas en ciertos sitios de que un casero no puede abrir tu buzón, y ya le llamas diciendo que tiene que cambiar la cerradura del buzón porque has notado que desaparecen cartas. Y mira por donde, dejaron de “desaparecer” cartas.
Y nos vamos a una zona especial de la casa, el baño. Normalmente en el contrato dicen especialmente que no te dejan hacer agujeros, bueno, lo veo lógico, si te cargas un azulejo, es difícil encontrar el mismo y tener un agujero en el baño no es lo mismo que tenerlo en cualquier otra zona de la casa. Pero, ¡ por lo menos podrían poner unos colgadores decentes ! Es decir algo que sea duro, que no se oxide y que sea duradero, así no hay necesidad de hacer agujeros, porque tenemos unos colgadores buenos, ya no pido que sean bonitos, pero hay juegos de colgadores para baño, por 30€ que no están mal… pero cuando entras al piso, que recordemos que tenía 3 años, encuentras unos colgadores que han perdido el brillo, que los tocas y se mueven al no estar bien anclados a la pared, que se les cae el embellecedor… y a lo mejor, en cantidad son pocos, por lo que necesitaría poner colgadores yo; tenemos el problema de que no puedo hacer agujeros y encontrar colgadores que encajen con sus mismos agujeros es una tarea poco recomendable (ya lo he intentado); luego tenemos los que se pegan, pero, o se disparan un poco de precio (a veces cuando entras a un piso, estás pelado de dinero), o los puedes pegar, y a las dos o tres duchas empiezan a caerse. Muchas personas, por ejemplo yo, soy de los que han podido apañarse con los colgadores malos, tal vez cambiar el taco de la pared para que agarre mejor, echar KH7 para limpiarlos un poco… aunque hay gente que compra colgadores con el agarre un poco más pequeño que el que trae el piso, así hacen agujeros dentro del área del colgador, luego ponen los suyos y cuando dejan el piso vuelven a poner los del edificio, y a no ser que quite los colgadores del baño, no se da cuenta el casero de los agujeros que hay hechos, a lo mejor dentro de unos años cuando hayan pasado varios inquilinos…
Otra alternativa son los colgadores de pie, aunque estamos en las mismas, uno de madera nuevo, o de acero inoxidable de los buenos, puede salir caro, como todo el juego de colgadores, y aunque veamos ofertas de un colgador de pie de acero inoxidable por 11€ que parece que es muy bueno, y nada más montarlo parece resistente, al cabo de unos meses se oxida, se le caen los tornillos y es un aparato molesto más en el baño.
Ahora vienen las camas, hay caseros que se lo toman en serio, ves una cama que está doblada y te la cambian, pero algunos no, te colocan una cama, y hablan bien de ella resaltando todas sus bondades, que si no es demasiado grande para tener espacio en el dormitorio principal, que si es de un material muy ligero para poder darle la vuelta fácil, y que ha sido su cama durante algunos años, por lo que es muy cómoda y buena… cuando la realidad es que la cama mide poco más de 1.70 de largo, y, aunque yo no soy muy alto, los pies se me salían cuando me acostaba, la cama era demasiado blanda, casi casi me clavaba los hierros del somier, y tan ligera que se levantaba un poco la cama del suelo cuando me daba la vuelta las primeras noches… y tan tan tan ligera, que uno de estos días que te sientas en el filo de la cama para atarte los cordones de las zapatillas, la cama entera, somier y colchón cayeron encima de mí, con lo que llegó el momento de comprar una cama, y buscar dónde poner la cosa esa que el/la casero/a llamaba cama y que no vale ni para tirar a la basura.
Y hablando de muebles, y de joyas, también encontré entre otras cosas un escritorio tuneado, es decir, un escritorio de una habitación de niño/adolescente al que parece ser que cuando lo desmontaron y lo volvieron a montar en ese edificio alguna pieza no encajaba bien, por lo que a un lado, en lugar de patas tenía una cajonera de armario. Es verdad que nos hizo apaño durante el tiempo que estábamos en el piso, y que el propietario no quiso llevárselo, lanzando una y otra vez la pregunta: “¿y qué hago yo con este armatoste?”, dándome qué pensar: – Claro, como no sabes dónde echarlo, me lo encasquetas a mí – Pero bueno, recordemos que todos los caseros tienen joyas en su piso.
Esta ha sido parte de una experiencia personal, aunque claro, no todos los caseros son iguales, en próximas entregas hablaré de los buenos y de los malos… buscar piso da mucho que pensar.