Migrañas, alergias al pólen y educación en la sociedad

Hace poco, el día 12 de Septiembre, fue el día internacional de acción contra la migraña. Un día que además de recordar a la gente que la padece quiere concienciar a la sociedad de que es una enfermedad real.

Es común que en ocasiones un dolor de cabeza se ofrezca como excusa ante una tarea que no quieres realizar, un acto al que no quieres asistir… aunque la realidad es bien distinta, es algo real que  te puede inhabilitar durante el tiempo que se produce la crisis, puedes, además de sufrir el dolor intenso, sentir cómo los sonidos te molestan cada vez más, hasta un susurro, te incapacita para atender una conversación, para comprender información, hace que la luz sean como punzadas en lo más profundo de la cabeza, y es capaz de molestarte hasta tu propio corazón cuando sientes que cada latido presiona por un momento tu cabeza, casi dejándote sin respiración.

Aunque la sensación que produce en personas que no la padecen o no la han padecido nunca es otra. Muchas personas no la consideran grave o le restan importancia. Es más, pueden decir que te lo estás inventando, que no es para tanto, o que tu umbral de dolor está muy bajo.

Con el tema de las alergias pasa lo mismo, más o menos es una reacción que se produce ante ciertas sustancias. Ciertas personas tienen hipersensibilidad a ciertas partículas y se pueden producir picores, enrojecimiento de la piel, cierre de las vías respiratorias entre otras cosas, y estos síntomas pueden tener consecuencias. El problema es cuando tú sabes que tu cuerpo reacciona mal a una planta, por ejemplo, y parece ser que en cierta estación del año florece, y también, que la concentración de polen de esta planta es muy grande en la zona por la que vives, por lo tanto decides no salir a la calle, para evitar posibles crisis que te han dado en el pasado. Es decir, en lugar de salir a la calle, ponerte malo que es muy probable y necesitar asistencia médica, decides evitarlo, en un entorno controlado como es tu casa, donde normalmente tienes algún aparato para purificar el aire.

En fin, el caso es que la percepción de las demás personas ante eso es negativa. Hay personas que te llegan a decir que esa alergia es una enfermedad psicológica. A lo que a continuación le hablas de una situación, una persona alérgica al marisco y le das de comer una sopa de marisco, lo más seguro que tengas que llevarla al hospital; aunque esta alergia suele ser diferente.

Lo más curioso es que incluso cuando eres niño o adolescente, hay profesores que no comprenden que no puedas hacer educación física (al acelerar la respiración estás introduciendo una cantidad más grande de aire al organismo y por tanto más partículas ante las que tu cuerpo reacciona), que no puedas ir a clase un día cuando hay mucha densidad de g/m^3 de pólen, o que te dé un ataque de tos. Y si un profesor no lo comprende y muestra su intolerancia ante tus síntomas, toda la clase mostrará su intolerancia y no te tratarán bien.

Todavía hay mucho trabajo por hacer porque hasta hoy en día hay muchas enfermedades que las personas no consideran como tal, no tienen la sensación de que sean enfermedades reales y eso conlleva un peor trato a las personas que las padecen, que ya tienen bastante con tener unos síntomas y en ocasiones no saber qué les pasa, como para que otras personas les digan que se lo están inventando.

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