Experiencias absurdas en la sala de ordenadores
Tengo dos blogs (soy un abusón), uno es este, más gracioso, desenfadado y amistoso y otro es este, más serio, orientado a la programación, software libre y ese mundo informático. Aunque en ocasiones confluyen, y en este trato algún tema del otro y viceversa. Pues ayer, en un post, casi me equivoco de blog.
Esto es para contar una de las muchas anécdotas universitarias de esas que te hacen sentir muy pequeño, e impotente y descubres que los grandes tienen el cerebro más pequeño que los pequeños, pero como son grandes, te pueden pisar (uhmmm eso me suena a tema recurrente actual).
En fin, todo empezó cuando estando en primero de carrera (novatillos de primer año), el profesor de programación nos pide hacer un juego tipo arkanoid, sí ese de la bolita que hay que romper ladrillos. Bueno, hasta ahí bien, así que nos fuimos unos cuantos compañeros de clase a la biblioteca para bajarnos las especificaciones del trabajo, que sólo estaba en la red de la Universidad (por aquel entonces no teníamos Internet en casa, ninguno de nosotros).
En la biblioteca, intentando acceder a dicha documentación, el más rápido del grupo recibió un error de la red de la Universidad, un error muy raro que en definitiva decía que la página no cargaba, porque no le daba la gana. El segundo más rápido, recibió el mismo error, y así todos, teníamos casi monopolizada el ala del aula de informática.
Al principio creíamos que nos habíamos quedado sin red, pero podíamos acceder a todas las páginas que queríamos, hasta que, en google, buscamos la palabra “arkanoid”, y no podíamos entrar en casi ninguna de las páginas sugeridas.
Dado el jaleo que estábamos montando se acerca el encargado del aula y al ver el error nos acusa de que queremos utilizar los ordenadores de la Universidad para jugar (no es que no lo hayamos hecho nunca, no es la primera vez que hacíamos partidas en red… pero no esta vez), después de explicarle a aquel “cabeza dura” (que por cierto, no volví a ver mucho más, sólo lo vi un mes y desapareció del mapa) que no íbamos a jugar, que nos habían mandado una práctica, que viera la URL que era de la Universidad y que prácticamente nos echara de la sala por querer jugar en un lugar académico, fuimos al despacho del profesor.
Ya sabíamos lo que pasaba, el proxy que utilizan en la facultad filtra los contenidos de las páginas que se ven, entiendo que no se puedan ver páginas ofensivas, pornográficas o de juegos (más o menos modernos), pero los juegos tipo comecocos, arkanoid, pong y otros por el estilo que son los típicos que te pueden pedir en una asignatura de informática no deben estar entre las palabras a filtrar.
Cuando fuimos a ver al profesor, lo hacemos con la idea de decirle que le cambie el nombre a la página, pero yo no sé si tendría pocas ganas de trabajar, de atendernos o que estaba quemado de la vida, que nos enseña su portátil y allí sí funciona la página. A esto que ya le digo: “La UMA usa un proxy y en la sala de ordenadores, que es desde donde podemos conectar nosotros, tenemos restringidos muchos contenidos, entre ellos el texto arkanoid”. Se queda mirándome fijamente con cara de estar a punto de decirme tonto en mi cara y me dice: “No, la web funciona, intentadlo otra vez”. El profesor no accedió a copiarnos la web en un pendrive, ni cambiarle el nombre al archivo ni nada, nos dejó a nuestra suerte y a nosotros se nos quedó cara de tontos (esta vez de verdad).
Al final, fuimos a un Cyber (aquellos sitios donde tenían ordenadores con Internet, tú te conectabas, y te cobraban la hora, es que de eso ya no hay) y nos bajamos el archivo desde ahí, en fin, una tarde perdida, pero como éramos estudiantes de primero, nos lo podíamos permitir.
A la semana siguiente, el profesor en clase advirtió lo mismo, dijo que le había cambiado el nombre al archivo para poder entrar desde la facultad, porque un compañero, ayer, le había dicho que en los ordenadores de la biblioteca no permitían esos archivos. Hasta ahí bien, raro, eso de ayer, pero bueno, podéis pensar que nos hizo un 0.1% de caso, pero no, al decir “compañero”, señaló a otro compañero de la clase, y éste sonrió orgulloso de su gran logro como buen dominador del arte del peloteo.
Nada como estar en la sala de cómputo del trabajo y que salga un recuadro enorme en la pantalla, anunciando que quieres ver una página con contenido ofensivo, cuando lo que quieres es investigar algo.
Si es que son muy susceptibles ellos Gracias por tu comentario !