Esa falsa sensación de velocidad…
¿Nunca te ha pasado (sobre todo de niño) que te tiras una tarde entera haciendo cosas, y se te hace larga ? Te da tiempo a jugar a mil cosas, y hasta a aburrirte. Pero a medida que te haces mayor, parece que el tiempo va más rápido. Recuerdo que de muy pequeño, veía a mi madre como una persona que había vivido mucho mucho mucho, y le pregunté:
– ¿ Y se te ha hecho muy largo llegar a tu edad ? –
y ella respondió: – Hasta que cumples una edad todo va lento, pero a partir de ahí todo corre muy rápido –
Y años después he comprobado que llevaba toda la razón. Pero el caso es que los humanos tenemos a hacer las cosas de la manera más eficiente posible, o mejor dicho, de manera que trabajemos menos para conseguir un resultado, vamos que somos perros por naturaleza; si vamos a un sitio, es mejor ir por el camino más corto, si tenemos que montar un aparato o un mueble, intentamos dar menos pasos o si hacemos una tarea en el ordenador, intentamos que ésta sea lo más rápida posible. Y cuando hacemos un trabajo solemos aventurarnos directamente a realizar las tareas que debemos hacer en lugar de invertir inicialmente tiempo en la planificación.
Pero en muchas ocasiones, cuando tenemos que recorrer un trayecto para ir del punto A al punto B y tenemos dos caminos posibles, uno con descampados, poco cuidado y feo, y otro con casas, tiendas y muy bonito, solemos decir que el más rápido es el segundo, aunque si un día alguien nos reta a cronometrar ese camino hayamos tardado menos en recorrer el feo. Pero claro, el camino feo es muy monótono, se nos hace largo atravesarlo, y no vemos cosas nuevas en el trayecto, el camino bonito, su nombre lo indica, además, habrá tiendas y casas, podremos cotillear, ver quién entra y quién sale, ver escaparates y cuando menos nos lo esperemos habremos llegado, pero habrá pasado mucho tiempo.
A veces a la hora de montar un mueble, tenemos que dar una serie de pasos, pero instintivamente nos saltamos unos pasos que creemos que son “saltables” sólo para no tener que girar el mueble, o levantarlo, cambiarlo de postura, etc; aunque a veces el resultado es peor de lo que creemos, queda cojo, se parte alguna tabla… en fin, seguro que no seré el primero ni el último al que le ha pasado.
Tengo experiencia con ordenadores, bueno, más bien, paso más de media vida sentado delante de estas máquinas, y puedo decir que muchas veces, como pasaba con el camino feo y el bonito, a veces podemos hacer que nuestro ordenador haga dos tipos de tareas, por ejemplo aplicar un efecto en 1000 fotos, muchas personas, intentarán ir una a una, rezar por terminar pronto y armarse de paciencia, porque creen que aprender cómo hacer que el ordenador haga la modificación automáticamente es demasiado pesado; al final aprender cómo hacerlo pueden ser 20 minutos, y luego el ordenador lo hace solo, y tarda otros 10 minutos, total de la tarea, 30 minutos; aunque de la forma tradicional, una a una, puedes tardar horas, o días. El otro día, dando una clase de programación (sí, en mi tiempo libre imparto clases de programación), el ordenador de un alumno empezó a ir extremadamente lento (Windows 8), tanto que en compilar un programa (es el proceso que hace un ordenador para transformar un programa a un lenguaje que éste pueda entender), tardaba unos 2 minutos (y era un programa muy sencillo). Mi recomendación, en los primeros 15 segundos fue reiniciar el ordenador (tarea que tardaba 4 minutos). Hay que decir que cuando se está aprendiendo a programar, recomiendo compilar un programa cada poco, así vamos viendo si hay fallos (ahora podemos hacerlo, hace 10 ó 20 años era un poco más pesado), por lo que normalmente, en una hora, compilamos 10 o 12 veces. Mi alumno decidió que era mejor esperar las compilaciones, por lo que gastábamos 2 minutos cada vez que había que hacerlo, en total, en hacer 10 compilaciones hubiéramos tardado 20 minutos, aunque no aguantamos tanto tiempo, a la segunda compilación se reinició el ordenador, el caso es que, de reiniciar cuando se vio que el sistema iba lento, hubiéramos tardado 4min + 15s * 10 = 6min 30seg ; pero claro, reiniciar un ordenador da pereza, porque no nos deja utilizarlo en un rato, y nos da la sensación de que no estamos aprovechando el tiempo.
Lo mismo pasa con la planificación de tareas, normalmente, nos aventuramos (y soy el primero) a realizar una tarea desde cero, tengo algo de experiencia en ciertas tareas y puedo saber más o menos qué hacer sobre la marcha, pero sólo si la tarea es fácil, si la he hecho en el pasado o si no se compone de demasiadas sub-tareas. Aunque hay ocasiones en las que una primera estimación de tareas no basta, y cuando nos embarcamos en el proyecto, van surgiendo cosas imprevistas que nos retrasan en la realización y nos hacen ver la luz del final del túnel un poco más lejana. La situación puede llegar a ser desesperante, ya que al ver el final más lejos, se nos hace la tarea más tediosa, y termina dándonos la sensación de haber tardado más.
Cuando empezamos la planificación de una tarea, a veces tenemos la sensación de estar perdiendo el tiempo, porque es tiempo en el que no producimos, aunque estamos allanando el camino de la producción casi sin darnos cuenta, y sobre todo, definiendo exactamente dónde está el final del túnel (luego se deja un cierto margen, por si surge algo, pero tenemos una idea más concreta que antes de dónde está el final), y por tanto, a la hora de realizar las tareas, en principio tenemos más claro qué estamos haciendo, y por otro lado, a medida que vamos realizando las tareas vamos viendo el final más cerca, lo que nos motiva para seguir con energía. Al final, una misma tarea, puede tardar un 40% menos en realizarse si la planificamos bien y el resultado final ser de mayor calidad. Aunque hay un inconveniente, para ser buenos planificadores necesitamos experiencia, y las primeras planificaciones no nos van a salir bien, por lo que a lo mejor las primeras veces que sigamos este sistema, tardaremos más, nos ofuscaremos planificando y al final decidamos ponernos a hacer las cosas sobre la marcha. Es decir, tenemos que invertir tiempo ahora para ser más eficientes en un futuro, es como si a largo plazo estuviéramos realizando otra tarea más importante titulada: “ser eficientes en nuestro trabajo”, y tuviéramos dos caminos:
- Por un lado, hacer las cosas a la aventura, realizar las tareas como buenamente podemos, al ritmo que buenamente nos vamos marcando, dando paso a la frustración que hemos hablado antes y a los resultados que ya conocemos. La curva de evolución en ese sistema se mantendría más o menos fija, digamos, que tenemos una efectividad del 50%. Somos un 50% efectivos, y con la experiencia, podemos llegar a un 70% en mucho tiempo.
- Por otro lado, empezamos a planificar nuestras tareas, dividirlas en tareas más pequeñas, y trabajar con un orden, lo que al principio nos producirá frustración. Por lo que nuestra efectividad así será del 20%, en comparación con el 50% inicial no es mucho, pero a medida que vamos realizando diferentes proyectos, veremos cómo poco a poco vamos subiendo en efectividad, hasta un 90% más o menos.
Es decir, con la práctica hemos desarrollado una nueva capacidad, y esto nos hará ser mejores en nuestro trabajo. A la larga, el camino más corto a la hora de embarcarnos en un proyecto será éste, aunque al principio no lo veamos demasiado claro y prefiramos iniciar en el camino que nos transmite a nosotros más sensación de velocidad.